Es un anillo óseo con forma de embudo que une la columna vertebral a los miembros inferiores. A través de ese anillo tiene su salida al exterior el aparato digestivo, urinario y genital y casi todos nosotros hemos pasado a través de él para nacer.
En ella se alojan varios órganos del sistema digestivo, los vasos sanguíneos y los trayectos nerviosos destinados a los miembros inferiores.
La cavidad pélvica de la mujer aloja a los órganos genitales femeninos. Su estructura ósea tiene características particulares que la diferencian de la pelvis masculina, sus huesos son más pequeños distribuyéndose de forma tal que la abertura superior de la pelvis es de mayor diámetro, para permitir el paso del feto por este canal durante el parto.
A su vez, la pelvis del hombre contiene parte del sistema genital masculino.
Es la barrera de tejidos que cierran la pelvis en su cavidad inferior y que posee esos orificios de salida.
Está compuesto de membranas de tejido conjuntivo, ligamentos y músculos que van desde el pubis hacia la uretra, vagina y recto y algunos llegan al sacro y coxis.
No es rígido, sino dinámico, es decir, se adapta a nuestro movimiento, a los nuestros cambios posturales… y lo hace siempre manteniendo una adecuada tensión que sujete nuestra vejiga, el útero y el recto dentro de la pelvis.
Cuando el suelo pélvico se debilita, las estructuras que sostiene descienden y por lo tanto se altera su función.
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