Volver a la normalidad tras una cirugía es indispensable para el paciente. En la mayoría de los casos la intervención viene seguida de un programa de rehabilitación para garantizar el mayor éxito del proceso.
El reposo en cama incrementa el riesgo de que dicho dolor se prolongue. Por eso, tan pronto como el cirujano de el alta es importante que el paciente operado reanude progresivamente sus actividades habituales, evite el reposo en cama y se mantenga tan activo como le sea posible.