A menudo, en la mujer se produce una debilidad de la musculatura y del tejido de sostén que condiciona un descenso de los órganos que contiene la pelvis que pueden llegar a asomar a través de los orificios naturales en forma de “bulto”. Aunque no lleguen a verse por fuera, producen sensaciones que la mujer describe como “un tampón mal puesto”, “ peso “, “vagina abierta”, “dolor en el suelo pélvico y zona lumbar”. Todo esto empeora al estar en pie y se alivia al sentarse o acostarse.

En esta patología tan frecuente en la mujer, aún más si ha sido madre, la FISIOTERAPIA DE SUELO PÉLVICO además de tratar la enfermedad, aporta la posibilidad de un tratamiento preventivo. Es siempre aconsejable tras un parto, tras operaciones en la zona pélvica, o si se practica algún deporte de “impacto perineal”, evaluar y tratar si es necesario la musculatura debilitada para evitar llegar a padecer un prolapso que necesite operación.

Los grados van de 0 a 3 en cada tipo, siendo el “cero” cuando no hay prolapso y el “tres” cuando lo que se ha prolapsado siempre está fuera del cuerpo, en cuyo caso, además de la fisioterapia, es necesaria una intervención quirúrgica para tratarlo de forma eficaz.