Ahora toca recuperarse físicamente
Tras pasar el periodo del puerperio, es el momento ideal para comenzar a recuperar tu cuerpo. Es un buen momento para volver a hacer ejercicio, siempre siguiendo las indicaciones de tu matrona o de tu fisioterapeuta ISP. También es necesario rehabilitar el abdomen y el suelo pélvico, que han quedado debilitados tras el parto. Para ello debes acudir a tu centro ISP más cercano.
Durante el embarazo el volumen del abdomen debe crecer enormemente para acoger al bebé. Sus paredes se dilatan como las de un globo y sus músculos ceden, se separan y se debilitan con ese noble fin.
El aumento de volumen no sólo corresponde al útero y el inquilino que lo ocupa, sino al exceso de grasa que acumula la mujer de forma natural para hacer frente a la lactancia. Ese acumulo ocurre hasta en las chicas más delgadas, porque es parte de los mecanismos que la naturaleza nos brinda para facilitar la supervivencia de nuestro bebé, a través de la leche materna, en condiciones de precariedad.
Tras el parto, el cuerpo intenta devolver las cosas a su sitio original, pero a veces queda una huella en el cuerpo de la madre que, sin ayuda, nunca terminaría de recuperar.
Estas lesiones pueden aparecer en varias posiciones anatómicas, siendo las más frecuentes las umbilicales y las inguinales. Para conseguir la recuperación más completa posible de la pared abdominal tras el embarazo, es imprescindible un correcto tratamiento que pasa por la rehabilitación mediante fisioterapia del suelo pélvico.
1. DEBILIDAD ABDOMINAL GENERAL: Se observa la imagen de un abdomen abombado y fláccido. |
2. DIÁSTASIS: Los músculos Rectos del Abdomen se separan en el centro y a lo largo, dejando ver una "cresta" cuando intentamos levantarnos en la cama (flexión de tronco en decúbito supino). El aspecto del abdomen en reposo es parecido al que tiene un embarazo en sus primeros meses. |
3. HERNIAS: Cuando la distensión de los tejidos durante el embarazo llega a la ruptura aparecen las hernias abdominales. |
Antiguamente la mujer no valoraba su propia sexualidad y no se preocupaba por la dilatación residual de la vagina tras el parto y por el paso del tiempo. Hoy en día la tendencia ha cambiado y la mujer quiere recuperar al máximo el aspecto físico general y de sus genitales, así como su capacidad sexual.
El tubo vaginal está compuesto por una fibra muscular involuntaria (fibra lisa) y por tejido conjuntivo de sostén. Es muy elástico porque debe permitir el paso al bebé durante el nacimiento, pero en condiciones normales debe mantener un tono que haga que sus paredes se mantengan en contacto como una bolsa vacía antes de abrirla. El orifico externo vaginal (introito) está cerrado por un músculo voluntario llamado Pubo-vaginal, que forma parte del grupo muscular del Suelo Pélvico. A veces la vagina permanece siempre abierta y se llena de aire, que a veces se expulsa con ruidos similares a los de los “gases” intestinales. Las causas que provocan éste problema son variadas:
En el puerperio, la FISIOTERAPIA ESPECIALIZADA DE SUELO PÉLVICO, acompañada de medidas dietéticas correctas en el periodo de lactancia, corrige este problema en gran medida, permitiendo que su anatomía genital vuelva a ser normal. En la mujer nulípara (sin hijos) también consigue fortalecer el suelo pélvico, los tejidos de sostén y estimular la musculatura lisa vaginal.
La causa principal de la excesiva apertura del introito es una desproporción en la composición de sus tejidos de sostén, con predominio de la Elastina sobre el Colágeno. Si a eso se le añade que la afectada hace deportes de impacto, es estreñida o tiene sobrepeso, su suelo pélvico se va debilitando por un exceso de presión y el músculo Pubo-Vaginal se debilita y cede.
En las que ya han sido madres mediante parto vaginal, el paso del bebé puede ocasionarles sobre-distensión en las fibras musculares del tubo vaginal y lesiones en su tejido conjuntivo. Las paredes vaginales dilatadas ya no son capaces de permanecer cerradas y en su posición original. Además, el embarazo y parto debilitan, en líneas generales, la musculatura del Suelo Pélvico y, si este viene acompañado de desgarro o episiotomía, aún queda más débil y el introito queda abierto.
¿Qué hacer / no hacer tras el parto?
Todas las mujeres, hasta las que no han engordado mucho en el embarazo, tras el parto y las primeras semanas de readaptación a la nueva vida, un día deciden mirarse al espejo. El primer pensamiento es: ¡como he engordado! El impulso inmediato es el de tirarse al suelo mientras su bebé duerme y comienzan a hacer abdominales.
Las que tienen más ayuda apara dejar al bebé, se apuntan a un gimnasio y eligen la clase que más calorías queme. Estas clases suelen tener saltos, cambios bruscos de movimientos y, por supuesto, una tabla de abdominales tradicionales. Queremos volver a ser las que éramos antes del parto, pero no nos paramos a pensar cómo estamos por dentro, cómo está nuestro útero, la vejiga o los ligamentos que los sostienen. Aún menos se plantean que los músculos del suelo pélvico han sufrido un sobre-estiramiento para que el bebé saliera o que pudieran haber sufrido alguna lesión (desgarros, episiotomías,…)
Chicas, seamos prudentes! Después del parto no debéis hacer ejercicios de impacto, como correr, saltar o hacer clases dirigidas que incluyan movimientos con cambios bruscos de posición, aunque os encontréis muy bien. Los abdominales tradicionales tampoco son recomendables porque, además de debilitar el suelo pélvico, empujan la vejiga y el útero hacia abajo y después de dar a luz, lo que necesitamos es justamente lo contrario. No hagáis esfuerzos domésticos tales como mover muebles o coger peso, porque produce el mismo efecto que los abdominales.
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