Para poder vivir el embarazo con tranquilidad y disfrutar de él, lo primero que tenemos que hacer es buscar información para que nuestras dudas más comunes se despejen y nos podamos relajar sabiendo que estamos actuando bien.
Si quieres evitar incontinencias y prolapsos post-parto, ponte en manos expertas y empieza a cuidarte durante embarazo.
Muchas pacientes después del parto no presentan ninguna molestia del suelo pélvico, pero al cabo de pocos años empiezan a notar pequeñas fugas tanto urinarias como de gases, e incluso les aparecen bultos (prolapsos)...
Es en ese momento cuando comienzan a buscar solución a su problema, cuando lo realmente sencillo hubiese sido poner en forma la musculatura pélvica durante el embarazo.
Sí, es posible solucionar o prevenir disfunciones futuras mediante tratamiento del suelo pélvico, porque así se previenen los prolapsos futuros, de hecho, en otros países es habitual realizar dichos tratamientos tras el parto.
Un parto, por bueno que sea, sobre-estira toda esa musculatura y muchas veces necesita ayuda para volver lo más parecido a su situación original.
Durante esta etapa, el fisio será un gran apoyo para la futura madre y su función será hacer más llevadero el embarazo, aliviando parte de sus molestias, preparar el suelo pélvico de la embarazada para que el parto se produzca de forma exitosa y evitar disfunciones futuras en la mujer tras dar a luz.
Desde el momento que nos enteramos que estamos embarazadas a casi todas las mujeres nos invade un sentimiento de responsabilidad importante acerca de nuestra alimentación, actividad física y hábitos diarios. Nos preocupa saber si estamos haciendo bien las cosas durante estos nueve meses, porque sabemos que nuestro bebé depende de nosotras y muchas veces se nos genera cierta inquietud por nuestras dudas.
El embarazo es una época de continuos cambios en nuestro cuerpo a causa del crecimiento de esa nueva personita según van pasando los meses que es muy emocionante e incomparable con cualquier otra vivencia.
Para poder vivir el embarazo con tranquilidad y disfrutar de él, lo primero que tenemos que hacer es buscar información para que nuestras dudas más comunes se despejen y nos podamos relajar sabiendo que estamos actuando bien.
La alimentación tiene que ser equilibrada haciendo más hincapié en el consumo de alimentos ricos en proteínas (es el material de construcción del nuestro cuerpo y del bebé). Tenemos que ingerir también hidratos de carbono de absorción lenta (arroz, pasta, patatas, pan etc.) evitando los dulces que nos producen picos de glucemia. No nos olvidemos de que las grasas son importantes para el desarrollo cerebral del bebé y que, consumidas sin excesos dentro de nuestra alimentación, no van a disparar nuestro peso.
Antes y durante el embarazo debemos tomar suplementos de ácido fólico, también conocido como vitamina B9, porque es responsable del crecimiento y buen funcionamiento de la médula ósea en el bebé. También podemos ingerirlo en nuestra alimentación con los vegetales de hoja verde oscura, como brócoli y espárragos trigueros, cítricos (papaya, naranja, kiwi, fresas…), legumbres, frutos secos, carne, pescado y huevos.
Evita en este periodo los deportes más fuerte y con impacto. Ten en cuenta que nuestro sistema hormonal está cambiando y nuestros ligamentos tienen más elasticidad que es bueno para la adaptación de nuestro cuerpo al crecimiento fetal, pero también nos hace más vulnerables a lesiones como los típicos esguinces de tobillo de las embarazadas.
Lo primero que tenemos que cuidar además de la dieta es el estrés y el cansancio. Intenta organizarte el día a día con las cosas que seas capaz de hacer sin tener que correr como una loca para llegar a la meta. Cuida las horas que le dedicas a descansar y al sueño nocturno, intenta que sean 8 horas seguidas para que tu cuerpo y cerebro descanse.
En el tercer trimestre a casi todas las mujeres nos entra las prisas por acomodar la casa para la llegada del bebé. Intenta no coger objetos muy pesados aunque te encuentres en plena forma y no se te ocurra mover muebles. Piensa que puedes lesionarte con más facilidad porque con el cambio hormonal nuestros tejidos ceden más y pueden dañarse sin ninguna necesidad.
Ser madre no es una enfermedad y las secuelas que deja en el cuerpo de la mujer tampoco llegan a serlo, pero pueden ser el inicio de desagradables problemas en la madurez, como las incontinencias y los prolapsos. No te preocupes eso es normal por la edad, y más si has dado a luz. Pero también es normal que nos salgan arrugas y, sin embargo, desde bien jóvenes nos ponemos cremas para prevenirlas sin esperar a que un dermatólogo nos la prescriba. Si queremos una calidad de vida más cerca del sobresaliente que del aprobado raspado, tendremos que prevenir en vez de llorar si aparece un problema que es seguro que tendrá que venir.
Virginia Barbero Directora ISP
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